29 de mayo de 2012

América latina, mía...


Hace un par de meses que esta fotografía se ha tornado reiterativa, vuelvo a ella una y otra vez. Hoy, de tanto mirarla borré algunos comentarios que tenía alojados aquí, en este Diario Blog. Decidí alojar a cambio de todos las expresiones  fallecidas en mi papelera virtual esta decidora imagen de América Latina.
Por causas extensas de relatar, decidí viajar más allá del patio de mi casa. Ya conocía Chile desde Arica a Punta Arenas... también Argentina, Paraguay, Uruguay, Brasil...
Llegaba la hora de recorrer el lado Pacifico... Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá... negros, cholos, indios, mulatos, blancos, mestizos de innumerables mezclas de aire, agua, barro...
Un poema extendido sobre la faz del mundo y sobre ella estos pies a la orilla del camino entre las montañas infinitas de los Andes. Allí bañé mi mente y mi corazón, y una nueva clase de Amor se hizo presente en mi. Allí dejé morir el egoísmo.

El día de mi cumpleaños viajaba en un bus al tardecer por la carretera nunca recta de Nariño (departamento sureño de Colombia) y vi una mariposa posarse en una flor en la orilla del camino. Descubrí en ese simple suceso que mi vida entera había transcurrido para ver la maravilla diminuta de mi paso por la tierra.
Más allá, el atardecer, bajo un cielo inmensamente azul, una casa blanca, una luz afuera, la puerta abierta, una sala blanca, una cama blanca y sobre ella con las piernas cruzadas una negra vestida de blanco mirando el índigo presente en esa hora blanca... y más allá, mucho más allá en toda sud américa caía el gris del olvido de la muerte nuestra de cada día, con sus afanes, sus dolores y alegrías.
América Latina mía, te Amo, sin diferencias, sin fronteras, nací en un lugar del mundo llamado Chile, pero mi corazón te pertenece y mi lucha y mis afanes y gran parte de mis sueños que nunca consideraron que te encontraría así, tan humilde, rebelde, y colorida. Tan llena de sonrisas y miseria, amable, generosa, dividida, heroica.